domingo, 6 de marzo de 2011

LIDERAR BAJO LA TORMENTA

Una de las principales consecuencias de la incesante y dura tormenta económica que llevamos padeciendo desde hace ya 3 años es la imperiosa necesidad de aprender a reinventarnos de manera continua para sobrevivir en un mundo cambiante y más imprevisible que nunca.
La mayoría de la gente ve en el cambio un enorme reto que amenaza su  status quo; y lo tiende a afrontar con reticencia y negatividad, provocando así que la profecía auto-cumplidora les demuestre que estaban en lo cierto: como el cambio es perjudicial, lo esperan con rechazo y por supuesto provocan que les acabe dañando y se convenzan aún más de que tenían razón - el cambio es malo.
El líder no sólo ha de ser capaz de ver en el cambio una excelente oportunidad de crecimiento, sino que ha de saber educar a su equipo para que ellos también lo vean. El líder debe centrarse en trabajar una serie de pilares, imprescindibles para ganarse la confianza de su equipo:
  • Cuanta más confianza le falte a su equipo, más visible tendrá que hacerse el líder. Sin confianza, la pirámide organizativa no se sostiene; el líder ha de aportar transparencia, ha de saber comunicar claramente cuáles son los retos que acechan a la organización y las estrategias propuestas para superar dichos retos. Cuando los tiempos son difíciles, los empleados están más hambrientos que nunca de información y liderazgo y si carecen de información y dirección se imaginan lo peor y esto lleva al barco a la deriva.
  • Es imprescindible establecer objetivos claramente definidos a corto y a medio plazo, para obtener una mejor respuesta de los individuos.
  • Más que nunca, el líder necesita apoyarse en todo el potencial del equipo con el que cuenta para explotar al máximo las competencias globales del equipo y ser capaces de afrontar los retos más difíciles con menor dificultad. A menudo son los managers y mandos intermedios los que suelen llevan más tiempo en las organizaciones y saben mejor cómo acceder a las capas inferiores para pasar en cascada los mensajes dentro de la organización y tener un impacto positivo.
  • Es importante que los líderes no sean sólo cabeza, sino también corazón. Si el líder es demasiado racional, y peca de carencia de sentimiento, no conseguirá que la gente dé lo mejor de sí para alcanzar las expectativas. Hay que prestar atención al contenido y a las formas de los mensajes.
  • Los líderes necesitan hacer un seguimiento riguroso del progreso de la compañía y de los individuos que la conforman, intervenir cuando necesario y comunicar cualquier cambio de estrategia. Hay que celebrar también los éxitos y reconocer las contribuciones de los individuos que han conseguido resultados. Los valores y fortalezas organizativas son herramientas muy poderosas y efectivas.
  • Retener al talento será cada vez más difícil en una economía de lento crecimiento. Para ello, los nuevos líderes deberán trabajar en la línea de buscar equilibrio personal, profesional y remuneración, mientras que antes se buscaba tan sólo la seguridad y la compensación.
Sobrevivir a la tormenta es cada vez una tarea más ardua; cada vez los contratiempos que surgen son más inesperados que nunca. Si no nos preparamos ante lo impredecible, las próximas lluvias barrerán con más fuerza todo el trabajo que hemos hecho hasta ahora.