Una de las principales consecuencias de la incesante y dura tormenta económica que llevamos padeciendo desde hace ya 3 años es la imperiosa necesidad de aprender a reinventarnos de manera continua para sobrevivir en un mundo cambiante y más imprevisible que nunca.
La mayoría de la gente ve en el cambio un enorme reto que amenaza su status quo; y lo tiende a afrontar con reticencia y negatividad, provocando así que la profecía auto-cumplidora les demuestre que estaban en lo cierto: como el cambio es perjudicial, lo esperan con rechazo y por supuesto provocan que les acabe dañando y se convenzan aún más de que tenían razón - el cambio es malo.
El líder no sólo ha de ser capaz de ver en el cambio una excelente oportunidad de crecimiento, sino que ha de saber educar a su equipo para que ellos también lo vean. El líder debe centrarse en trabajar una serie de pilares, imprescindibles para ganarse la confianza de su equipo:
- Cuanta más confianza le falte a su equipo, más visible tendrá que hacerse el líder. Sin confianza, la pirámide organizativa no se sostiene; el líder ha de aportar transparencia, ha de saber comunicar claramente cuáles son los retos que acechan a la organización y las estrategias propuestas para superar dichos retos. Cuando los tiempos son difíciles, los empleados están más hambrientos que nunca de información y liderazgo y si carecen de información y dirección se imaginan lo peor y esto lleva al barco a la deriva.
- Es imprescindible establecer objetivos claramente definidos a corto y a medio plazo, para obtener una mejor respuesta de los individuos.
- Más que nunca, el líder necesita apoyarse en todo el potencial del equipo con el que cuenta para explotar al máximo las competencias globales del equipo y ser capaces de afrontar los retos más difíciles con menor dificultad. A menudo son los managers y mandos intermedios los que suelen llevan más tiempo en las organizaciones y saben mejor cómo acceder a las capas inferiores para pasar en cascada los mensajes dentro de la organización y tener un impacto positivo.
- Es importante que los líderes no sean sólo cabeza, sino también corazón. Si el líder es demasiado racional, y peca de carencia de sentimiento, no conseguirá que la gente dé lo mejor de sí para alcanzar las expectativas. Hay que prestar atención al contenido y a las formas de los mensajes.
- Los líderes necesitan hacer un seguimiento riguroso del progreso de la compañía y de los individuos que la conforman, intervenir cuando necesario y comunicar cualquier cambio de estrategia. Hay que celebrar también los éxitos y reconocer las contribuciones de los individuos que han conseguido resultados. Los valores y fortalezas organizativas son herramientas muy poderosas y efectivas.
- Retener al talento será cada vez más difícil en una economía de lento crecimiento. Para ello, los nuevos líderes deberán trabajar en la línea de buscar equilibrio personal, profesional y remuneración, mientras que antes se buscaba tan sólo la seguridad y la compensación.