En los últimos dos años, hemos sido testigos de una serie de calamidades de enorme magnitud: la explosión de la plataforma petrolífera en el Golfo de Méjico, las erupciones de los volcanes islandeses Eyjafjallajökull y Grimsvötn, o el terremoto de Japón. Aunque la primera reacción de muchos de nosotros ante esos fenómenos inesperados fue que probablemente no se volverían a repetir, cierto es que no hemos sabido predecir el enorme impacto ecológico y económico que dichas catástrofes iban a generar durante meses e, incluso años. Desgraciadamente, debemos estar preparados para nuevas situaciones extremas en el futuro.
Es precisamente en épocas difíciles que el liderazgo ha de saber equilibrar dos elementos primordiales, disciplina y visión, ambos necesarios no sólo para sobrevivir, sino también para desarrollar una mayor resiliencia y conseguir evolucionar. Encontrar un sano equilibrio no nos resultará complicado, si somos capaces de potenciar 6 factores críticos:
CREATIVIDAD, sobre todo para aprender a gestionar la escasez. Aunque llevamos muchos años intentando rendir más y mejor con menos recursos, debemos aprender a gestionar la limitación cada vez mayor de recursos para ser capaces de competir en un mercado cada vez más exigente. Es la falta de recursos la chispa que activará nuestro proceso creativo para conseguir superar los obstáculos. Es así precisamente como la industria japonesa se reinventó tras la escasez sufrida en la post-guerra. Las crisis despiertan nuestra imaginación y aceleran nuestro proceso transformacional en pro de la supervivencia.
PENSAMIENTO CRÍTICO, para aprender a manejar las ambigüedades y ser capaces de tomar decisiones utilizando inteligencia e intuición, en lugar de basarnos exclusivamente en los datos que manejamos.
RELACIONES, gente en la que confiar, tanto por su personalidad y carisma como por su know-how; apoyos a los que acudir para compartir información, escuchar su experiencia y obtener más riqueza de información que usaremos en nuestras decisiones.
PROPÓSITO o sentido de aquello que estamos haciendo y para qué lo hacemos. El propósito lo que nos servirá a menudo de guía a la hora de tomar decisiones, y también nos ayudará a desarrollar un sentido de pertenencia a la organización, que nos motivará para que demos el 100% de nuestro potencial.
EMPATÍA como líderes para ser conscientes que en la coyuntura actual, nuestros empleados viven una incertidumbre constante con respecto a la seguridad laboral que afecta directamente la productividad de las empresas. El feedback continuo – apreciar el buen trabajo y ayudar a corregir los errores de manera constructiva – es una herramienta formidable para transmitir tranquilidad y ayudar a sacar lo mejor de cada individuo.
ESPÍRITU DE LIDERAZGO, para ayudar a la organización en su avance. A menudo, la presión del trabajo hace que nos olvidemos de la gente y nos centremos en cumplir la larga lista de tareas por terminar. Pero hemos de aprender a saber identificar cómo posicionar eficientemente nuestros recursos y para ello hemos de conocer a fondo nuestra organización y sus individuos, tomándonos el tiempo de charlar, comunicarnos transparentemente y escuchar.
No cabe duda de que la coyuntura actual ha generado una cantidad enorme de estrés y ansiedad, pero también es cierto que nos encontramos en un momento de transformación profundo que nos hará más fuertes y flexibles en un mundo cada vez más competitivo. Con visión y disciplina sabremos liderar incluso ante crisis aún peores que aún no seamos capaces de predecir.