Si queremos evitar ser comidos por los voraces tiburones que no dejan de acecharnos, deberemos considerar seriamente incorporar los siguientes valores en nuestras vidas:
- DISFRUTAR CON EL CAMBIO. Mirarlo con optimismo, como una excelente oportunidad que nos ayudará a crecer, a mejorar, en lugar de verlo como un riesgo innecesario que nos saca de nuestra zona de confort y que puede hacer que resbalemos y caigamos al agua. Como líderes debemos premiar la creatividad y motivar a nuestros equipos a hacer cosas nuevas, incluso aunque se cometan pequeños errores. Son precisamente estos pequeños errores las mejores lecciones que aprenderemos para progresar y evolucionar.
- PASIÓN por lo que hacemos. La carencia de pasión, difícil de encontrar dada la coyuntura actual, hará que nuestros resultados sean simplemente mediocres.
- CREATIVIDAD afín de mejorar nuestra forma de trabajar, e ingeniárnosla para conseguir mejores resultados con incluso menos recursos.
- FORMACIÓN Y APRENDIZAJE CONTINUO. En un mundo tan cambiante, ya no sirve estancarnos con nuestro conocimiento. Debemos observar, investigar y aprender nuevas maneras de hacer las cosas, de generar ideas, de afilar competencias y desarrollar otras nuevas más acordes con la realidad cambiante.
- DIVERTIRNOS. Disfrutar de la presencia de nuestros colaboradores, compañeros, clientes, proveedores para generar el nivel de confianza necesario para crear nuevos proyectos y expectativas. Solos no llegaremos a ninguna parte.
- COMUNICACIÓN. El paradigma tradicional de las organizaciones ha hecho que sólo el 5% de la jerarquía conozca perfectamente la visión y objetivos de la empresa. El resto de la organización trabaja casi a ciegas en mayor o menor medida. Comunicar abierta y transparentemente es la única manera de alinear a todos los individuos en una única dirección.
- TRABAJO EN EQUIPO. Según estudios realizados en EE.UU, sólo el 13% de los empleados se comunica abiertamente con todos los otros departamentos de su empresa. Los silos consiguen que dediquemos más tiempo a batallas internas que a mejorar los servicios y productos de nuestra competencia directa.
- Y, por supuesto, HUMILDAD, un elemento que hoy en día es difícil e encontrar. La falta de humildad impacta negativamente en nuestras relaciones humanas, daña la confianza, hace que la armonía de equipo sea ficticia, que no comuniquemos, y que cada uno se dirija en una dirección diferente.
Una buena mezcla de todos estos valores nos ayudará a ahuyentar esos hambrientos tiburones que impiden que podamos centrarnos en nuestra visión de futuro – llegar a tierra firme para seguir con nuestros sueños - y dejemos de preocuparnos por los miedos que nos acechan.