sábado, 29 de enero de 2011

¿CÓMO HACER QUE LOS EMPLEADOS ESTÉN ORGULLOSOS?

Hace tan solo unos años, para afrontar la dificultad que suponía sobrevivir en el encarnizado mercado de la globalización, dos grandes empresas cerveceras americanas se fusionaron pasando a tener un plantilla de 15.000 empleados. El nuevo reto propuesto era arraigar una cultura corporativa que permitiese cumplir el objetivo de “crear marcas extraordinarias a nivel mundial que fueran el deleite de los amantes de la cerveza”.
La alta dirección era consciente de que nunca se podría alcanzar ese objetivo si no era con el apoyo de todos los empleados. En lugar de crear una política verticalizada, se formó un equipo de investigación que se dedicaría durante 6 meses a entrevistar a empleados de cualquier departamento y ubicación geográfica a todos los niveles, para elaborar con precisión una fotografía de cómo era percibida la cultura corporativa de la nueva empresa, e identificar fortalezas y debilidades.
Los empleados respondieron con entusiasmo, ofreciendo sin remilgos sus puntos de vista; pero también transmitieron que esperaban que la dirección fuera muy explícita y transparente no sólo sobre los objetivos a alcanzar sino también sobre cómo esperaban conseguirlo. Este trabajo de investigación interna sobre el capital humano dio pie a un proyecto global encauzado a conseguir resultados extraordinarios.
Para alcanzar el nuevo objetivo se establecieron cuatro parámetros fundamentales; dos de índole económica, pero los otros dos estaban directamente relacionados con el capital humano:
·            Instaurar una cultura corporativa que fomentase el desarrollo y crecimiento del capital humano y supiera despertar un compromiso personal hacia el trabajo. A parte de la calidad del producto, la calidad del capital humano y su nivel de motivación intrínseca era el único factor que podía suponer una ventaja competitiva en un mercado tan agresivo a nivel mundial. Y para ello, el primer paso era definir claramente el rol que cada empleado desempeñaba dentro del ámbito organizativo. Sólo cuando se consiguiera el compromiso de los empleados, serían éstos capaces de alcanzar e incluso superar los objetivos marcados.
·           La empresa optó por trabajar también en conseguir un reconocimiento a nivel mundial por su responsabilidad organizativa, respetando y protegiendo el medio ambiente. La actuación responsable de la empresa de cara al exterior preocupándose, por ejemplo, por la calidad del agua en su entorno fue un factor más que ayudó a que los empleados se sientan orgullosos de pertenecer a la empresa. Y ese sentido de pertenencia fue uno de los factores que ayudó a despertar la motivación intrínseca en la organización.
La empresa sigue lanzando cuestionarios y evaluaciones continuas para tener una fuente rica de retroalimentación de los empleados y analizar si éstos consideran que los objetivos pactados se están cumpliendo o si la empresa se aleja de su compromiso. Esos resultados se comparten continuamente a nivel mundial dentro de la organización.
La compañía ha sabido mantener una línea de comunicación fluida, donde los altos mandos participan esporádicamente en reuniones departamentales, aprovechando la ocasión para comentar el progreso con respecto a los objetivos pactados. La empresa tiene también un blog donde los empleados comparten historias y anécdotas sobre cómo ellos o compañeros han participado en ayudar a alcanzar esos objetivos.
En una empresa con claros valores, misión y visión, que sabe escuchar y comunicar y donde el sentido de responsabilidad y orgullo de pertenencia están muy arraigados a todos los niveles, los empleados sienten verdadera pasión por alcanzar resultados extraordinarios. Cómo se trabaja es tan importante como los objetivos que hay que alcanzar y se trata de alcanzar unos resultados extraordinarios de manera correcta siguiendo unos claros valores arraigados en la empresa y en las personas, tomar pequeños riesgos, tener determinación, y sobre todo ser lo suficientemente maduros como para poner al equipo por encima de los intereses individuales.

sábado, 15 de enero de 2011

¡ABEJAS – PURO ESPÍRITU DE TRABAJO EN EQUIPO!

En la naturaleza, existen numerosas especies animales - como es el caso de las abejas - conscientes de que para sobrevivir a las constantes dificultades del entorno, la única manera de conseguirlo es uniendo fuerzas hacia un fin común, que predomine sobre los objetivos individuales de cada miembro de la especie.
Las abejas son lo suficientemente sabias como para lograr trabajar eficientemente en un sistema social en el que los beneficios del trabajo de la  comunidad superan con creces a los de la suma de las partes.
A menudo, nuestras organizaciones se topan con empleados que toman decisiones motivados por el beneficio personal que obtendrán de dicha toma de decisiones, generando así un desgaste e ineficiencia enorme para la empresa que representan.
Las empresas que no sean capaces de desarrollar una cultura corporativa lo suficientemente sólida como para fomentar el interés de sus empleados hacia un objetivo común no conseguirán mantenerse a flote durante mucho tiempo. Cuanta mayor comprensión tengan los empleados de los valores y cultura que caracterizan a su empresa, mayores serán las posibilidades que tendrá esa organización de alcanzar el éxito y de seguir creciendo con el tiempo.
Para ello, los objetivos individuales de los empelados no sólo han de estar en línea con los de la organización, sino que incluso han de ser los mismos. Los líderes, por su parte, se han de encargar de transmitir con transparencia y claridad esos valores y cultura que caracterizan a la empresa no sólo comunicándolos, sino viviéndolos en sus propias carnes a través del ejemplo cotidiano de sus actos y comportamientos. Para generar un verdadero espíritu de equipo, el líder ha de dejar claro cuáles son los comportamientos deseables y estar dispuesto a repudiar aquellos que entren en conflicto con los objetivos comunes del grupo.
En las colmenas, ciertas abejas desempeñan el papel de “vigilantes” y se preocupan de evitar que ciertos individuos puedan actuar de manera contraproducente para el grupo, tomando las medidas correctivas pertinentes. Un ejemplo claro es cuando se produce un excesivo nacimiento de abejas macho, que generan una inversión muy elevada en cuidado reproductivo, desmesurado con el beneficio que los machos aportarán a la colonia. En estos casos, los vigilantes se encargan de destruir parte de los huevos no fertilizados (que son los que se convierten en machos) con el fin de asegurar la supervivencia de la colonia a largo plazo.
El espíritu de equipo tendrá éxito siempre y cuando los miembros estén dispuestos a rechazar las actuaciones incorrectas y egoístas de aquellos que se centran en favorecer sus objetivos personales. Es evidente que cuanto antes encontremos remedio a los problemas, llamando la atención de aquellos que incumplan, antes evitaremos que la bola de nieve se haga más grande.
Al igual que las abejas desempeñan varias funciones en castas diferentes, es aconsejable que en las organizaciones los empleados tengan la posibilidad de cruzar fronteras, y cuando sea factible conocer otros departamentos desde dentro.
Es importante también aprender a trabajar con otros departamentos – de igual manera que las abejas trabajan eficientemente con miembros de otras castas diferentes - creando equipos multidisciplinarios, de forma que se promueva el trabajo de equipos heterogéneos con un fin común.
Las abejas suelen trabajar de manera próxima unas de otras intercambiando información y recursos. Para nosotros la comunicación fluida basada en la confianza es una de las barreras más difíciles de superar en el ámbito organizativo.
Las abejas, al igual que otras especies animales, nos pueden ofrecer una fantástica lección sobre cómo aprender a trabajar con cohesión y eficacia hacia un objetivo común que acabará repercutiendo, sin lugar a dudas,  en nuestro propio bienestar personal de manera significativa.

lunes, 3 de enero de 2011

¿TALENTO O TRABAJO EN EQUIPO?

Es muy probable que los líderes desprovistos de talento no lleguen muy lejos en un entorno empresarial como el actual, sumido en el cambio continuo. Pero, a pesar de que el talento es indispensable, el espíritu de equipo en las organizaciones lo es todavía aún más. Así pues, para sobrevivir en un entorno de cambio y complejidad, debemos desarrollar nuestro talento en el ámbito del trabajo en equipo.
Cuando los empleados le encuentran un sentido al trabajo en equipo, desarrollan un compromiso emocional y psicológico hacia el trabajo que les permite alcanzar una productividad personal y profesional muy superior a la que habían tenido individualmente.
Para que cualquier equipo de trabajo tenga éxito, primero ha de tener un claro propósito, una razón de ser; para ello, hay que definir unos objetivos muy claros, comunicarlos con transparencia y que sean lo suficientemente motivadores y realistas como para crear un verdadero reto al equipo.
El equipo ha de definir el modus operandi - cómo trabajar conjuntamente, qué roles, procesos de decisiones y sistemas de soporte se identifican como parte de la rutina del equipo.
Los roles se centran en identificar las fortalezas y necesidades de cada uno de los individuos del equipo para ayudarles a explotar adecuadamente las primeras y a trabajar al máximo las segundas.
Las decisiones que tome el equipo serán tanto más correctas cuanto más se sustenten en factores como la claridad de las decisiones (¿qué decisión se ha de tomar?), la responsabilidad (¿quién tiene la última palabra?), el proceso bien definido (¿cuál es el mejor camino que nos llevará a la mejor decisión?), el tiempo (¿cuándo hemos de tomar la decisión?) y el seguimiento adecuado (¿qué criterios de evaluación seguiremos para cerciorarnos de que nuestra decisión fuera la correcta?).
El tercer aspecto del modus operandi son los sistemas de soporte que usan los equipos - esto incluye la compensación o apoyo administrativo, entre otros. Obviamente, cuando estos sistemas  han sido correctamente mesurados e implementados, los equipos funcionarán más eficazmente que si no lo estuvieran.
Por supuesto, la supervivencia del equipo de trabajo está enormemente vinculada a la calidad de las relaciones interpersonales que se den entre los miembros. Los individuos han saber interactuar entre ellos: escucharse, mostrar empatía, preocuparse por los problemas de sus compañeros, respetar las diferencias y los distintos puntos de vista, darse reconocimiento, saber reconocer y aceptar los errores, saber pedir disculpas y perdonar. Sólo a través de la honestidad y el respeto conseguirán desarrollar la confianza necesaria.
También han de aprender a gestionar los conflictos cuando éstos acaezcan. Los equipos que tienen éxito son los que están formados por gente con distintos puntos de vista que saben confluir a la hora de tomar la mejor decisión común.
Los equipos han de estar continuamente abiertos al aprendizaje; tomarse tiempo para reflexionar sobre lo que ha ido bien y lo que ha ido mal y porqué; desarrollar un espíritu de aprendizaje de los errores y no de búsqueda de culpables; identificar rápidamente los errores cometidos, y hacerlo públicamente para evitar volver a caer en ellos de nuevo.
A pesar de la evolución tecnológica de los últimos años y de los muchos medios a nuestra disposición, trabajar en equipo sigue siendo un verdadero reto hoy en día. La complejidad cada vez mayor del trabajo implica mayor esfuerzo de coordinación con profesionales de distintas culturas, bagajes e ideologías, que hacen que la química interpersonal sea cada vez más complicada de conseguir. Para aprender a trabajar en la diversidad necesitamos recurrir a la paciencia, la toma de consciencia, nuestras competencias, la curiosidad y la empatía.
Si tenemos un propósito claro, definimos nuestro modus operandi, sabemos desarrollar nuestras relaciones interpersonales y nos abrimos al aprendizaje continuo, formar equipo para alcanzar nuestros objetivos colectivos y personales se convertirá en una actividad con un profundo sentido.