lunes, 3 de enero de 2011

¿TALENTO O TRABAJO EN EQUIPO?

Es muy probable que los líderes desprovistos de talento no lleguen muy lejos en un entorno empresarial como el actual, sumido en el cambio continuo. Pero, a pesar de que el talento es indispensable, el espíritu de equipo en las organizaciones lo es todavía aún más. Así pues, para sobrevivir en un entorno de cambio y complejidad, debemos desarrollar nuestro talento en el ámbito del trabajo en equipo.
Cuando los empleados le encuentran un sentido al trabajo en equipo, desarrollan un compromiso emocional y psicológico hacia el trabajo que les permite alcanzar una productividad personal y profesional muy superior a la que habían tenido individualmente.
Para que cualquier equipo de trabajo tenga éxito, primero ha de tener un claro propósito, una razón de ser; para ello, hay que definir unos objetivos muy claros, comunicarlos con transparencia y que sean lo suficientemente motivadores y realistas como para crear un verdadero reto al equipo.
El equipo ha de definir el modus operandi - cómo trabajar conjuntamente, qué roles, procesos de decisiones y sistemas de soporte se identifican como parte de la rutina del equipo.
Los roles se centran en identificar las fortalezas y necesidades de cada uno de los individuos del equipo para ayudarles a explotar adecuadamente las primeras y a trabajar al máximo las segundas.
Las decisiones que tome el equipo serán tanto más correctas cuanto más se sustenten en factores como la claridad de las decisiones (¿qué decisión se ha de tomar?), la responsabilidad (¿quién tiene la última palabra?), el proceso bien definido (¿cuál es el mejor camino que nos llevará a la mejor decisión?), el tiempo (¿cuándo hemos de tomar la decisión?) y el seguimiento adecuado (¿qué criterios de evaluación seguiremos para cerciorarnos de que nuestra decisión fuera la correcta?).
El tercer aspecto del modus operandi son los sistemas de soporte que usan los equipos - esto incluye la compensación o apoyo administrativo, entre otros. Obviamente, cuando estos sistemas  han sido correctamente mesurados e implementados, los equipos funcionarán más eficazmente que si no lo estuvieran.
Por supuesto, la supervivencia del equipo de trabajo está enormemente vinculada a la calidad de las relaciones interpersonales que se den entre los miembros. Los individuos han saber interactuar entre ellos: escucharse, mostrar empatía, preocuparse por los problemas de sus compañeros, respetar las diferencias y los distintos puntos de vista, darse reconocimiento, saber reconocer y aceptar los errores, saber pedir disculpas y perdonar. Sólo a través de la honestidad y el respeto conseguirán desarrollar la confianza necesaria.
También han de aprender a gestionar los conflictos cuando éstos acaezcan. Los equipos que tienen éxito son los que están formados por gente con distintos puntos de vista que saben confluir a la hora de tomar la mejor decisión común.
Los equipos han de estar continuamente abiertos al aprendizaje; tomarse tiempo para reflexionar sobre lo que ha ido bien y lo que ha ido mal y porqué; desarrollar un espíritu de aprendizaje de los errores y no de búsqueda de culpables; identificar rápidamente los errores cometidos, y hacerlo públicamente para evitar volver a caer en ellos de nuevo.
A pesar de la evolución tecnológica de los últimos años y de los muchos medios a nuestra disposición, trabajar en equipo sigue siendo un verdadero reto hoy en día. La complejidad cada vez mayor del trabajo implica mayor esfuerzo de coordinación con profesionales de distintas culturas, bagajes e ideologías, que hacen que la química interpersonal sea cada vez más complicada de conseguir. Para aprender a trabajar en la diversidad necesitamos recurrir a la paciencia, la toma de consciencia, nuestras competencias, la curiosidad y la empatía.
Si tenemos un propósito claro, definimos nuestro modus operandi, sabemos desarrollar nuestras relaciones interpersonales y nos abrimos al aprendizaje continuo, formar equipo para alcanzar nuestros objetivos colectivos y personales se convertirá en una actividad con un profundo sentido.

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