viernes, 30 de septiembre de 2011

DIVERSIDAD E INTELIGENCIA EMOCIONAL



Es mi último día en San Francisco después de pasar 3 semanas trabajando con diversos grupos de profesionales americanos provenientes de localidades, sectores y niveles jerárquicos dispares. Asiáticos, latinos, afro-americanos, anglosajones, ucranianos - un sinfín de orígenes étnicos conforman una de las sociedades más multiculturales donde la diversidad es un elemento imposible de obviar.

Sin embargo, en estos días he podido constatar que una de las características que todas esas culturas comparten es su latente dificultad a la hora de verbalizar o expresar emociones  y ser capaces de comprender y empatizar con las de los demás, a pesar de encontrarme en la tierra que vio nacer la ciencia de la Inteligencia Emocional.

A menudo, suele predominar una insuficiente comunicación a la hora de expresar sentimientos ante una situación concreta y ser capaces de generar un nivel de confianza que permita hablar constructivamente de aquello que bloquea, genera ansiedad o molesta de tal forma que el mal entendido no acabe desencadenando en una situación de conflicto agravado.

Tendemos a callar o simplemente no escuchar lo que nos dicen y centrarnos más en nuestro diálogo interno; no formulamos las preguntas adecuadas y simplemente esperamos que sea nuestro interlocutor el que haga el esfuerzo por entender cómo nos sentimos.

Esa falta de pro-actividad hace que nos movamos sin un rumbo claro, sin tener nuestros valores presentes en todo momento, sin preocuparnos por entender lo que pasa a nuestro alrededor y dejando que el paradigma del victimismo se asiente en muchos de nosotros.

No es de extrañar, así pues, que en la mayoría de las empresas de hoy en día la falta de comunicación interna sea una de las plagas que más perjudica su efectividad y crecimiento organizativo.

El miedo a mostrarnos vulnerables ante los demás si expresamos nuestras emociones impide que podamos centrarnos en desarrollar un nivel de confianza lo suficientemente sano como para expresar abiertamente nuestros puntos de vista sobre temas conflictivos. Pero antes, nos hemos de preocupar por entender los de los demás!

Desde este paradigma seremos capaces de adquirir una comprensión y conocimiento que nos permita empezar a resolver conflictos constructivamente y generar verdadera cohesión en nuestros equipos de trabajo, dejando de lado los intereses y egos personales, evitando la creación de pequeños silos organizativos y centrándonos en lo que realmente importa: usar la diversidad como una herramienta generadora de sinergias y no de diferencias, que nos permite crecer para alcanzar unos objetivos comunes claramente comunicados y comprendidos que beneficiarán a todos y cada uno de los individuos involucrados en el proceso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario